NUEVO PAQUETE EUROPEO DE ECONOMÍA CIRCULAR
AEVERSU, 3 de Diciembre
Aprobado ayer por la Comisión Europea, tiene por objeto utilizar los recursos de una forma más inteligente y sostenible, proponiendo una serie de acciones con las que contribuir a “cerrar el círculo” del ciclo de vida de los productos a través de una mayor reutilización y reciclado
• El fin último de las iniciativas contempladas en el mismo es dirigir los esfuerzos hacia formas innovadoras y más eficientes de producir y consumir, impulsando la transición desde una economía lineal, marcada por la máxima de “usar y tirar”, a una circular en la que los desechos sean disminuidos al mínimo y concebidos como recursos de utilidad.
• La propuesta legislativa revisada sobre residuos fija objetivos de reducción y reciclado de aquí a 2030, pudiendo destacar el reciclado del 65 por ciento de los municipales y del 75 por ciento de los de envases, así como la reducción de la eliminación en vertedero, limitándola a un máximo del 10 por ciento.
• Asimismo, se recoge de forma explícita que, cuando la basura no se pueda evitar ni reciclar, resulta preferible, tanto en términos medioambientales como económicos, recuperar su contenido energético en lugar de eliminarla en vertedero.
Madrid, a 3 de diciembre de 2015.-
La Comisión Europea aprobó ayer el nuevo paquete sobre la economía circular, que tiene por objeto utilizar los recursos de una forma más inteligente y sostenible, proponiendo una serie de acciones con las que contribuir a “cerrar el círculo” del ciclo de vida de los productos a través de una mayor reutilización y reciclado, contemplando desde la producción y el consumo hasta la gestión de residuos y el mercado de materias primas secundarias.
Se incluyen así un conjunto de acciones tangibles, amplias y ambiciosas que se presentarán antes de concluir el mandato de la actual Comisión.
DE UNA ECONOMÍA LINEAL A UNA CIRCULAR
En todo caso, el fin último del nuevo paquete es impulsar la transición desde una economía lineal, marcada por la máxima de “usar y tirar”, a una circular en la que los desechos sean reducidos al mínimo y concebidos como recursos de utilidad a conservar dentro de la economía. De hecho, la pretensión es que los productos se puedan volver a utilizar repetidamente una vez hayan llegado al final de su vida útil, creando valor, pero también actuando sobre el cambio climático y el medio ambiente, e impulsando igualmente la competitividad mundial, el fomento del crecimiento económico sostenible y la creación de empleo.
Para ello se contará con el respaldo financiero de los Fondos EIE, con 650 millones de euros procedentes de Horizonte 2020 (programa de financiación de la investigación e innovación de la Unión Europea), de 5.500 millones de euros procedentes de los Fondos Estructurales y de inversiones en la economía circular a nivel nacional.
De hecho, la reducción de residuos, el diseño ecológico, la reutilización y medidas similares podrían aportar a las empresas de la UE un ahorro neto de 600.000 millones de euros, o el 8 por ciento del volumen de negocios anual, aminorando paralelamente las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en un 2-4 por ciento.
En este escenario, los esfuerzos deben encaminarse hacia la consecución de formas innovadoras y más eficientes de producir y consumir, estableciendo una serie de actuaciones orientadas a la reducción del despilfarro de alimentos, disminuyéndolo a la mitad en 2030 (se calcula que cada año se arrojan a la basura en la UE alrededor de 100 millones de toneladas de alimentos); la elaboración de normas de calidad para las materias primas secundarias a fin de reforzar la confianza de los operadores en el mercado interior; la definición de un plan de trabajo sobre diseño ecológico para 2015-2017 tendente a promover la reparabilidad, durabilidad y reciclabilidad de los productos, además de la eficiencia energética, combatiendo la obsolescencia programada; la revisión del Reglamento sobre abonos para facilitar el reconocimiento de los abonos orgánicos y basados en residuos en el mercado único, reforzando el papel de los bionutrientes; y la definición de una estrategia que aborde los problemas de reciclabilidad, biodegradabilidad y presencia de sustancias peligrosas en los plásticos.
PROPUESTA LEGISLATIVA REVISADA SOBRE RESIDUOS
Europa pierde actualmente cada año unos 600 millones de toneladas de materiales contenidos en la basura que podrían ser reciclados o reutilizados. Como media, sólo se recicla alrededor del 40 por ciento de los desechos producidos en los hogares.
La propuesta legislativa revisada sobre residuos fija, en este marco, objetivos claros de reducción y establece un ambicioso camino, a largo plazo, para su gestión y reciclado, pudiendo destacar, de aquí a 2030, los siguientes:
• Reciclado del 65 por ciento de los residuos municipales
• Reciclado del 75 por ciento de los residuos de envases
• Reducción de la eliminación en vertedero, limitándola a un máximo del 10 por ciento de todos los desechos.
Asimismo, se contempla la prohibición del depósito en vertedero de los desechos recogidos por separado; la promoción de instrumentos económicos para desalentar el vertido; la simplificación y mejora de las definiciones y una armonización de los métodos de cálculo de los porcentajes de reciclado en toda la UE; el establecimiento de medidas concretas para promover la reutilización y estimular la simbiosis industrial, convirtiendo los subproductos de una industria en materias primas de otras; y la promoción de incentivos económicos para que los productores pongan en el mercado artículos más ecológicos, apoyando los regímenes de recuperación y reciclado (envases, baterías, aparatos eléctricos y electrónicos, vehículos).
Además, el nuevo paquete de economía circular recoge de forma explícita que, cuando los residuos no se puedan evitar ni reciclar, resulta preferible, en la mayoría de los casos, tanto en términos medioambientales como económicos, recuperar su contenido energético en lugar de eliminarlos en vertedero. En este contexto, se asegura que la producción de energía a partir de la basura no reciclable puede desempeñar su papel y crear sinergias con la política climática y energética de la UE, pero siempre guiada por los principios comunitarios de la jerarquía de residuos, priorizando la reducción, la preparación para la reutilización y el reciclado, que deben complementarse con la recuperación material y/o energética, relegando el vertido a última opción.
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