La valorización energética, un importante eslabón de la economía circular
Artículo de opinión de Rafael Guinea, presidente de Aeversu (Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos) para FuturEnviro.
2020 ha puesto en valor el papel de la valorización energética al dar respuesta al tratamiento de residuos procedentes de centros hospitalarios o de hogares con enfermos por coronavirus, como guantes y mascarillas. Sin embargo, tenemos por delante un año de retos para poner fin a los vertederos.
Hemos acabado el año 2020 con una buena noticia para el sector de la valorización energética, y también para el medio ambiente. La planta y el resto de infraestructuras que completan el complejo de Zubieta ya están operando al 100%. Esta instalación, situada en Guipúzcoa, se suma a las 11 plantas que conforman la Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos (Aeversu), convirtiéndose en la mejor alternativa a los vertederos.
La planta de Zubieta generará 160.000 MWh al año, una potencia suficiente para abastecer de energía eléctrica a 45.000 hogares y 130.000 personas aproximadamente, dando lugar a una solución para el problema de la gestión de los residuos que, además, permitirá superar la era de los vertederos en la región. Además, gracias a su construcción y puesta en marcha ha permitido crear 80 puestos de trabajo directos y 100 indirectos.
Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer. Pero antes de entrar en materia, sería interesante repasar los retos a los que nos hemos tenido que enfrentar durante este periodo tan complicado y convulso.
Durante el pasado año, hemos trabajado para mantener una actividad constante, que consideramos fundamental, como es la gestión de los residuos urbanos no reciclables. Siempre hemos considerado importante nuestra función para beneficio de la sociedad y del medio ambiente, pero mucho más durante el 2020, en la que nos hemos enfrentado a una situación de gran calado y envergadura como consecuencia de la Covid-19.
Junto al frecuente servicio en el tratamiento de los desechos recibidos, hemos dado respuesta sanitaria a esos residuos procedentes de centros hospitalarios y asistenciales o de hogares con enfermos aquejados de coronavirus, como guantes o mascarillas. Bajo tecnologías industriales punteras para cumplir con las máximas garantías de seguridad y los estrictos controles de combustión y de vigilancia ambiental, hemos recibido estos residuos y los hemos sometido a valorización energética, bajo temperaturas de 850-1000 grados centígrados, para acabar con cualquier resquicio del virus, a la vez que hemos garantizado las máxima medidas de seguridad a nuestros empleados.
“Sometemos los residuos a unos 850-1000 grados centígrados para eliminar cualquier resquicio del virus”
Por ello, y ante este panorama, es necesario recordar que la valorización energética es la mejor alternativa a los vertederos, espacios estos que elevan enormemente el riesgo medioambiental.
Sin embargo, y como he mencionado anteriormente, hay mucho trabajo por delante. El pasado mes de noviembre, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó sus Cuentas Ambientales de Residuos del año 2018. La economía española generó 137,8 millones de toneladas de residuos, de los que se reciclaron 47,2 millones. Casi la mitad de estos residuos se enviaron al vertedero (48,2%).
¿Qué nos señalan estas cifras? La respuesta es clara. La tasa de vertido continúa siendo muy alta y preocupante, y más si nos comparamos con nuestros vecinos europeos del norte, donde sus niveles de vertido son inferiores al 3%. Debemos acabar con ellos y alzar el valor de la valorización energética, cuya labor genera una energía que es aprovechada en la industria y en la vivienda.
“Todavía llevamos al vertedero un 48% de residuos, cifra muy alta si nos comparamos con los países europeos del norte”
Incluso, justo ahora que abordamos en España la decidida apuesta por el cambio climático, no podemos olvidar la sensible diferencia que se produce entre los vertederos y las plantas de valorización energética en cuanto a la emisión de CO2. Sirva este registro como señal inequívoca: mientras que en Europa los vertederos emiten 58,8 Mt CO2 eq, las plantas europeas, incluidas las de Aeversu, actúan como sumidero con unas emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) negativas, de -3,3 Mt CO2 eq, según datos del Informe Climate Change Mitigation Potential of the Waste Sector (Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente). Tampoco podemos olvidar que la valorización energética reduce el volumen de los residuos en torno al 96-98%.
Dicho esto, desde Aeversu insistimos en la necesidad de desincentivar el vertido para situarnos en la línea de los países del norte de Europa y reducir drásticamente el porcentaje de vertido actual. Debemos entender la valorización energética como una parte esencial de la economía circular. Sin ella, no es posible completar el ciclo de recuperación de los residuos y la consiguiente transformación en recursos. Por todo ello, afirmamos convencidos de que la valorización energética y el reciclaje no son enemigos, sino cualificados eslabones en una cadena de servicio. Es ahí donde cobra fuerza una aplicación que desde Aeversu mantenemos en nuestra actuación. Se trata de la fórmula de las tres ‘erres’, que son reducción, reutilización y reciclaje. Este proceso debe dar paso a la consiguiente conversión en calor y energía de los residuos que no puedan ser reutilizados o reciclados, ateniéndonos a la normativa de la propia Comisión Europea en su Paquete de Economía Circular.
Es conocido que en el referido Paquete de Economía Circular se fija como objetivo el reciclado del 65% de los residuos domiciliarios, así como la reducción de la eliminación en vertedero, que se limita a un máximo del 10%, todavía difícilmente alcanzable en nuestro país.
España es uno de los países de la Unión Europea con los impuestos al vertido más bajos o nulos en la mayoría de regiones.
Actualmente, se está tramitando el periodo de información pública sobre la Orden Ministerial del impuesto al vertido e incineración de residuos a incluir en el Anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, una buena oportunidad para empezar a aflorar los costes ambientales reales del vertido de los residuos y poner fin a los vertederos y situarnos en la línea de los países europeos del norte.
Nuestra legislación tampoco regula los tipos de residuos que se pueden enviar a vertedero, bien por su contenido energético, potencial contaminante o posible valorización. Por ejemplo, Países Bajos, Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia, prohíben mandar al vertedero residuos con un poder calorífico alto. En este sentido, vemos necesario impedir el vertido de este tipo de desechos, porque además de contaminar tienen un gran valor para la valorización energética.
Nos encontramos en un momento de especial compromiso con una nueva realidad medioambiental y no debemos dejar pasar la ocasión de aportar medidas para conseguirlo. Para este nuevo año que hemos comenzado, nuestro compromiso seguirá siendo el mismo y trabajaremos aún más para que las instituciones escuchen nuestro reclamo: aumentar la red de infraestructuras a nivel nacional basada en la colaboración público-privada, por ser esenciales para el medio ambiente y por tratarse de generadoras de empleo de calidad.